Una cacerola de 12 metros destaca el calentamiento global mientras el Rainbow Warrior visita el Mar Menor
La última protesta de alto perfil contra el calentamiento global de Greenpeace tuvo lugar el miércoles frente a las costas de La Manga del Mar Menor, donde una cacerola gigante que contenía un huevo frito con el contorno del planeta Tierra en la yema flotó junto a una pancarta con el eslogan «Planeta frito» (planeta frito).
Una declaración que acompañaba al gesto explicaba que «debemos actuar antes de que el océano y el resto del planeta se conviertan en una sartén hirviendo que hace imposible la vida».
La cacerola en cuestión tiene un diámetro de 12 metros y una superficie de 113 metros cuadrados, con un peso de más de media tonelada. Más de 20 activistas basados en el Rainbow Warrior participaron en la complicada maniobra necesaria para posicionarlo correctamente en la superficie del agua, destacando el proceso de calentamiento que ha visto más cambios climáticos en las últimas décadas que en el resto de la historia de la civilización humana.
Greenpeace añade que debido principalmente a la emisión de gases de efecto invernadero y a la quema de combustibles fósiles, los océanos están acumulando la mayor parte del calor adicional, lo que incluye tormentas mucho más frecuentes, huracanes, episodios de lluvias torrenciales y un aumento del nivel del mar.
En respuesta, están exigiendo que los gobiernos de Europa colaboren para lograr un balance neto de dióxido de carbono de cero para el año 2040, como se especifica en el Acuerdo de París, y durante el verano el Rainbow Warrior llevará el mensaje a otras partes del Mediterráneo, incluyendo las costas de Rumania, Bulgaria, Grecia e Italia, después de haber pasado un mes de la costa de España.